Se sintió presa una vez más
Tomó los barrotes de la jaula,
tiró su cuerpo con furia al piso y
gritó fuerte con la última voz que le quedaba.
Decidió que la jaula sería otra
Caminó hasta la puerta, salió al balcón, sopló sobre la ciudad para apartarla…
El viento pasó a nubes,
El sol lo quemó todo
Y los ojos se le pusieron como cristales y
ni una lágrima le quedó para ella.
Azul
martes, 22 de enero de 2008
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